jueves, 1 de octubre de 2009

El organismo, aunque prudente ante la celeridad del cambio, eleva las previsiones de crecimiento ante el fuerte tirón de Asia y las señales positivas del resto del planeta | España será uno de las pocas potencias que seguirán en recesión

La ausencia de colectores de aguas pluviales en muchos municipios, la invasión de cauces naturales y el efecto barrera de algunas obras favorecen las inundaciones

 
 La gota fría que ha barrido la provincia en las últimas 72 horas provocando registros de lluvia históricos, como los 308 litros por metro cuadrado recogidos en la provincia, han revelado que Alicante sigue sin completar su plan antirriadas o, lo que es lo mismo, que la lentitud de ejecución de las obras del ambicioso Patricova -plan para prevenir las inundaciones- puesto en marcha en 2003, mantiene sin protección todo lo que no sean cascos urbanos, y no todos.
Zonas que siguen padeciendo los efectos de un desarrollo urbanístico mal planificado que no ha contemplado soluciones para uno de los problemas singulares de la provincia: las avenidas que se producen por las aguas pluviales sin que encuentren colectores que las desvíen. La ocupación de cauces naturales (barrancos y ramblas) y el cerco a las zonas inundables de los ríos terminan por explicar la indolencia urbanística de una Administración -Consell, Gobierno, Diputación y ayuntamientos- a la que le cuesta invertir en proyectos "muy costosos pero poco vistosos", como ayer resumía el catedrático de Geografía Regional Gil Olcina. 
El Patricova de 2003 preveía 151 obras para disminuir el riesgo de inundación en toda la Comunidad Valenciana. La Generalitat debía ejecutar 85 actuaciones. La Confederación Hidrográfica del Júcar 20. Y ambas administraciones debían realizar 13 obras de forma conjunta. Otras 33 iban a cargo de ayuntamientos, diputaciones o mancomunidades. La inversión más costosa debía realizarla la Generalitat; en concreto 270,16 millones de euros. Siete años años después se ha invertido el 30%, un total de 81,1 millones de euros en 18 de las 85 actuaciones que debería haber realizado la Generalitat. Quedan obras por ejecutar por valor de 189 millones en 67 municipios. La CHJ debía hacer frente a 20 actuaciones por valor de 245 millones. Ha invertido 148,14 millones por lo que ha ejecutado un 60% de su parte del Patricova. 
Tras el exitoso plan antirriadas desarrollado en Alicante a partir de las inundaciones provocadas por la gota fría del 30 de septiembre de 1997 -ayer se cumplieron doce años de la trágica jornada-, el casco urbano quedó blindado contra las avenidas, pero quedan muchas zonas del propio municipio y del resto de la provincia vulnerables en cuanto cae una lluvia intensa en poco tiempo.
Al problema de la falta de colectores de pluviales se une el de la, a veces, poca dimensión de los colectores de aguas residuales, como ocurre, por ejemplo, en buena parte de Torrevieja o en la avenida de Míriam Blasco de Alicante. En los últimos años también ha aparecido otro problema: algunas de las obras del Ave provocan un efecto pantalla en municpios como en Monforte donde cada vez que llueve con fuerza se producen bolsas de agua en la A-31.
Las áreas de mayor riesgo en la provincia se concentran en el tramo bajo del río Girona, en el sector de las Marinas de Dénia; el Arenal de Xábia; el saladar de Calpe, el litoral norte de El Campello y las cañadas del litoral de Orihuela. En la ciudad de Alicante también quedan "puntos negros" por solucionar como las inundaciones en la avenida de Elche, la construcción de un gran colector en el entorno de la urbanización Hoyo 1 de la Playa de San Juan y la ampliación de los colectores que recogen las aguas en Míriam Blasco. 
Este año se ha unido al conjunto de obras con riesgo el túnel que conecta la A-70 con la nueva avenida de Dénia en sentido a Alicante, donde incluso los técnicos decidieron seguir adelante con el proyecto a sabiendas que la solución para que no se inunde ante una gran tormenta son las bombas de achique. También ha quedado demostrada la falta de atención a las pedanías del norte de Alicante, indefensas ante las escorrentías de agua de lluvia que bajan desde la sierra de Fontcalent. En San Vicente las lluvias han pillado al ayuntamiento en pleno proceso para enterrar los colectores separadores de aguas pluviales y el problema del paso inferior de la calle Miguel Hernández no tiene fácil solución incluso con la colocación de los colectores, a no ser que se eliminara por un puente para salvar las vías del tren.
En la costa de Orihuela no existe una red de pluviales independiente del alcantarillado con lo que las aguas van a parar al mismo colector en una zona plagada de ramblas que han perdido su capacidad evacuación debido a la presión urbanística.. En Torrevieja, la construcción de viales sin sistemas de evacuación, como el desdoblamiento de la CV-905, provoca constantes problemas.