martes, 26 de abril de 2011

Desparasitarse

 
Hay que reconocerlo: la casta es delicada. Los parásitos máximos del sistema; esos que cobran sueldos bien rollizos por dedicarse "a servir al pueblo", no dudan en atusar a la policía contra quienes les paga si quienes les paga, hartos ya de la tiranía que sufren; hartos de comer a diario libertades huecas que no llenan ni el estómago ni las aspiraciones de libertad, osan manifestar su malestar de la única manera que pueden: haciéndose escuchar.
 
Y eso, justo eso, acaba de ocurrir, hoy día 20 de Abril, a medio día, frente al Ayuntamiento de Castellón, cuando un grupo de parados, hartos de la situación; hartos de la falta de vergüenza que caracteriza a los políticos y a los sindicalistas; hartos de que unos y otros, políticos y sindicalistas, esquilmen al pueblo español, han osado protestar con  lo único que tienen, su voz, frente al centro social de la casta política parasitaria local: el Ayuntamiento y la Delegación de Gobierno.
 
Resulta que la casta política parasitaria tiene un sistema auditivo, como mínimo tan sensible como su  bolsillo, y lógicamente no puede soportar las estridencias producidas por quienes protestaban, que como es natural, no lo hacían con el apoyo de la casta sindical parasitaria, que se reserva para los momentos que resulten convenientes al buen gobierno de la tiranía… y para eso cobra.
 
Es curioso cómo un número ridículo de manifestantes pone nervioso a los parásitos. Personalmente me siento satisfecho, porque ¿qué sucederá cuando las víctimas del sistema se vayan uniendo a esta protesta que, por lógica, debe tener un  crecimiento exponencial, y por lógica deberá mantenerse ajena a los paniaguados del sistema?
 
La cosa costará, porque los convocantes deben saber que la tiranía tiene dividido el control de la sociedad en distintos segmentos, y uno de ellos es el de los sindicatos, que cuentan con una masa de traidores a los trabajadores, agazapados en su capa de "liberados sindicales" cuyo número no baja de 300.000 en toda España y cuyo mantenimiento, que también corre a cuentas del pueblo español, no baja de los seis mil millones de euros al año.

Adelante; no cejar; no hay que temer a las acciones de los parásitos; hay que desparasitarse.